viernes, abril 27, 2007

La Taberna


Y su viernes sagrado. Y sus flores de plástico. Y sus fotos de puertos. Y su viga maestra. Y su olor a naftalina. Y sus mozos en manga de camisa. Y su bajo tierra. Y mis amigos.


Y este juego que se ha transformado, con su sonido y su forro de cuero, en el único CACHO que no quiero limar.





La Taberna es un casino-bar que está ubicado en el subterráneo del edificio que alberga al Colegio de Periodistas de Chile. Amunátegui Nº31. Fotografía: Marcelo "cacha" Segura.

domingo, abril 22, 2007

Kudai

Aquella noche bailábamos bajo la luz de las velas. Paradójicamente, la canción decía que nuestro destino era vivir vidas separadas. Más que un presagio, una confirmación. No me atreví a besarla. Fin del baile.
Las múltiples llamas amarillas se reflejaban en sus ojos. Estaba emocionada. Yo sabía que quería. Absurdamente lo evitaba. De su boca no iba a salir por ningún motivo. Se trata de una mujer terca. No obstante, no lo pudo evitar. Quizás, sus manos sudaron o su cuerpo tembló. No pudo callar y lo dijo: "debo irme. Quiero ver a la banda quinceañera que en estos momentos está en la televisión".

martes, abril 10, 2007

Puaj

Había escapado de la vorágine del carrete. Me aparté por un instante de ese ritmo infernal. Apróximadamente doce personas en diez metros cuadrados. Me senté bajo el marco de la ventana a contemplar al resto. En eso, se sentó a mi lado y comenzó con su perorata. "Soy esteticista y pronto viajaré a EEUU porque allá vive mi papá", -y agregó- "me va pagar un curso para perfeccionarme. Mi abuelo está triste porque me voy, piensa que no voy a volver más".
Plop. Aún no sabía su nombre -y tampoco alcancé a saberlo- y ya conocía sus planes futuros.
La observé por primera vez y pude ver su raro peinado nuevo, con un copete enlacado o "un jopo", como me señalaron a la mañana siguiente la crespa, la colorina y la castaña. En fin, creo que además vi tres aros en su boca y otro en la nariz, ojos negros y aros de plata redondos y grandes. Decidí entablar una conversación con ella motivado por su propensión al diálogo fácil y distendido, aunque a la vez muy extraño, y a su particular mueca en el rostro.
- ¿Y en qué ciudad vive tu padre? Pregunté mirándola atentamente.
- En Georgia, Arkansas. Contestó. (Si no me euqivoco, esas son dos ciudades)
Fue un mal momento. Su hálito era asqueroso. Pensé: "quizás comió pescado o mariscos. Hoy es Viernes Santo". También creí que eso nos puede pasar a cualquiera. Más aún con la funesta mezcla de alcohol y tabaco. Ya no pude mirarla nuevamente a la cara. La conversación se detuvo pronto, cuando accedí al primer llamado de atención de mis amigos con quienes estaba compartiendo minutos antes de mi "toma de descanso".
Sus últimas palabras fueron: "fui la mejor practicante de mi generación. Incluso me pidieron que me quedara en el centro estético en donde la hice"- y señaló-, "es cuico".